La siguiente entrada detalla la última sesión de un tratamiento PAE en clínicas CITA
Hoy he hecho un último trabajo de PAE y el recorrido abarcaba desde mi inminente salida de CITA, este próximo sábado, hasta el futuro. Al final del camino estaba mi paz interior y Tara tenía que ayudarme a llegar a esa paz a través de los obstáculos. Tara simbolizaba la confianza en mí misma.
Al empezar con Tara el recorrido por los obstáculos, no he preparado bien las herramientas; he cogido sólo una cuerda pensando que sería suficiente, pero no ha sido así.
He abandonado a Tara en el slalom que simbolizaba a mis hermanos para coger la cabezada y no he visto que justo allí había un cubo con alfalfa, y, cuando he vuelto, Tara se lo había comido. Conclusión: No preparo bien mis herramientas para enfrentarme con mis hermanos, y, al intentar solucionar el error, abandono mi confianza y se me comen viva. Eso me hace pensar que yo no creo necesitar ayuda o preparación o herramientas para enfrentarme a los problemas y conflictos, que voy de sobrada, y es entonces cuando pierdo totalmente la confianza en mí misma. Y eso me lleva al pasotismo y al bloqueo, a la irresponsabilidad…
Cuando empiezo el recorrido, me doy cuenta de que hay más cubos con alfalfa repartidos por los obstáculos; no los había visto antes pero habían sido colocados a la vez que el primero. Eso me recuerda que en situaciones como éstas tengo déficit de atención, no sé si fruto de tantos años de beber o si forma parte de mi carácter. Al verlos, dejo a Tara atada un momento y pienso que debo parar y mirar antes de empezar para no encontrarme con problemas en el camino y retiro todos los cubos con alfalfa. Paso el puente, que simboliza a mi madre, sin problemas, pero no porque no existan sino porque he decidido no seguir enfrentándome con ella, aceptar que ya no va a cambiar y que, al intentar que me quiera como a mí me gustaría, no hago más que sufrir por lo que no tengo. Por eso he preferido, por mi estabilidad, aceptar a mi madre como es y dejar de enfrentarme a ello porque esto no me lleva a ningún cambio. Así que, de alguna manera, para mí no hay conflicto con ella porque he aceptado que lo hay y que las cosas son así, me gusten o no.
Quedaba la puerta, que simbolizaba la repetición de los patrones erróneos. Me doy cuenta de que hay otro cubo de alfalfa en la puerta, pero ya es tarde y Tara va directa a comer de él. En el intento de que no lo haga, una parte de la puerta cae. Tara se ha quedado atascada y me ha costado volver a recomponer la puerta y pasar por ella. Bueno, la lectura me deja un poco triste: sé que me va a costar no dejar que derriben mi confianza cuando llegue a mi casa, a los escenarios donde cometí tantos errores por la repetición inconsciente de patrones mentales, heredados o adquiridos desde hace mucho tiempo. Estos patrones mentales son fruto de pensamientos negativos que, a su vez, accionan sentimientos que me llevan al pasotismo y a la irresponsabilidad. En definitiva, mi mente puede quebrar mi confianza.
El quinto obstáculo era el slalom, que simbolizaba la relación y la comunicación con mis hermanos. He empezado bien, pero, a mitad de camino, Tara, que representaba mi confianza, ha tirado un cono y me he quedado bloqueada por un instante, lo que me recuerda que mis hermanos de alguna manera me anulan y entonces entro en bloqueo, balbuceo, lloro, no me salen las palabras y me siento incapacitada para reafirmarme y luchar por mí, pues me siento como una hormiguita que es aplastada por un bloque enorme.
Cuando me he desbloqueado, he decidido volver a pasar por el slalom para reafirmarme en mi seguridad, para decirme a mí misma que puedo con ellos, que no minarán mi confianza.
En la lectura final con Xelo y Luis, he reconocido que no me gustan las obligaciones, las imposiciones y que busco el camino fácil. No me cuesta enfrentarme a las dificultades si es por decisión propia, pero si esa obligación viene impuesta por el exterior, me rebelo contra ella aunque eso implique ir en mi contra. Básicamente, me cuesta enfrentar los problemas y, en vez de enfrentarlos, los aparto y lo único que hago entonces es aplazarlos, generándome un estado de inquietud que me lleva a la angustia porque sé que los problemas siguen estando ahí y que tengo algo pendiente que no quiero enfrentar y que no se marchará.
Pensar antes de hacer las cosas, de actuar, es también una de mis asignaturas pendientes, tiene que ver con el déficit de atención, con la impulsividad y que llevo también mucho tiempo actuando llevada por mi instinto más que por mi razón, no sé si porque desconfío de ella o porque tengo mucha facilidad para improvisar y mi tendencia siempre me lleva a dejarme llevar por la situación más que a dirigir mi acción teniendo en cuenta las posibilidades de que dispongo y las consecuencias de mis actos.
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Esta entrada ha sido publicada originalmente en el blog de Clínica CITA Clinicas Cita
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