En la clínica de desintoxicación CITA se ofrecen métodos efectivos para superar las adicciones y evitar posibles recaídas.
Hola, Dr. Fàbregas.
Me dirijo a usted como una madre agradecida.
Hace un año que, por estas fechas, mi hijo entró en CITA. Hoy, sentada en su habitación, aquí, en nuestra casa, recuerdo este acontecimiento y quiero darle las gracias a usted como director del Centro y a todo el equipo que forman esta gran comunidad.
Las estrategias profesionales y el trato humano que han derramado en el proceso de curación de su adicción, han sido una hermosa experiencia, no sólo para mi hijo sino para toda la familia. Hemos vivenciado personalmente que de un mal puede salir un bien y que de una situación límite se sale más fortalecido, más crecido y más humano.
Gracias a CITA he recuperado a mi hijo y eso no lo olvidaré nunca. Pero lo más importante es que mi hijo se ha reencontrado consigo mismo y ha empezado a ver la luz al final del túnel.
El proceso es largo, pero no importa la distancia sino tener la certeza de que el camino es el correcto.
Es precioso leer y escuchar los testimonios de tanta gente que, después de haber pasado por CITA, hablan de esperanza, ilusión por la vida, valor para afrontar la adversidad y fortaleza para -si se cae- volverlo a intentar. Hablan de gratitud, de esa gratitud que siente el que ha sido rescatado de la muerte. Y hablan de amistad, generosidad y empatía con los que han estado revolcados en el mismo fango.
Como madre, no sólo he recuperado a mi hijo, me he reconciliado conmigo misma. He reconocido mis errores, he pedido perdón y me he perdonado: y el alivio tan grande que se siente es indescriptible.
Ahora quiero a mi hijo tal como es y lo acepto tal cual es porque he cortado el cordón umbilical que nos asfixiaba a ambos. Y estoy disfrutando de él como si lo conociera por primera vez.
La vida es lucha y el día a día es el campo en el que se libran las batallas. Los golpes duelen, pero aprendes que el éxito está en enfrentarte a ellos con arrojo y defenderte con buena técnica.
Gracias, Dr. Fábregas. CITA ha sido una gran escuela. Les animo a que no cejen en el empeño de ayudar y cuidar de tanta gente que les necesita. Su recompensa será grande en el cielo. Con todo mi afecto, me despido de usted. Transmita mi agradecimiento a todo el equipo, formado por unas personas maravillosas que se dan a sí mismas como único método de redención. CITA siempre estará en mi corazón. Un abrazo.
22 de octubre de 2012
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Esta entrada ha sido publicada originalmente en el blog de Clínica CITA Clinicas Cita
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