Cuento terapéutico
Porque nunca se sabe
Había una vez un campesino que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día el hijo le dijo:
- ¡Padre, qué desgracia! ¡Se nos ha ido el caballo!
- ¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre- Nunca se sabe. Veremos lo que trae el tiempo.
A los pocos días, el caballo regresó acompañado de otro caballo.
- ¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho.
- ¿Por qué lo llamas suerte? - repuso el padre -Veamos qué nos trae el tiempo...
Al cabo de unos días, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, que no acostumbrado a un jinete, le arrojó al suelo y el muchacho se fracturó una pierna.
- ¡Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho. Pero su padre, en lugar de lamentarlo, sentenció:
- ¿Por qué lo llamas desgracia? – Nunca se sabe. Veamos lo que trae el tiempo.
Pasaron los días y llegaron a la aldea los enviados del rey buscando jóvenes para la guerra. Llegaron a la casa del campesino pero, como vieron al joven con su pierna entablillada, siguieron de largo.
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