Hola a todos:
Soy Juanjo (Alguien me llamó ayer “barbour yogui”, no sé quien es). Son las 7.30 h. de la mañana y aún no ha amanecido. La noche no es fría y en el cielo hay muchas estrellas. Mientras espero que Juanito se despierte, me preparo un café y abro el ordenador para escribir.
El caso es que mi amigo Albert nos habló ayer del compromiso y, cuando oigo esa palabra, me dan ganas de salir corriendo, pero salir corriendo. ¿A dónde? Si el compromiso fuera una fiera peluda tendría lógica escapar, pero… ¿cómo escapa uno de un concepto?
- Hola Juanito, buenos días.
- Hola amigo. ¿Qué tal ayer tu curso de profesores?
- Bien, estoy contento. Mucha gente y con ganas de hacer, pero le estoy dando vueltas al tema del compromiso. Albert nos invitó a que hoy, domingo por la mañana, declaremos en público a que nos comprometemos durante los nueve meses del proceso de formación y yo no sé qué me pasa con esto del compromiso que, de sólo de pensar en ello me mareo.
- Comprendo. Y es que pensar marea.
- Ya. Y con el compromiso, ¿por qué me inquieta esa palabra?
- Bueno amigo, lo primero es que “a palabra no es la cosa y, cuando una palabra nos inquieta, hemos de explorar la cosa.
- ¿Qué cosa?
- Veamos. Lo primero es preguntarte: ¿con qué te comprometerías sin dudas ni esa inquietud de la que me hablas? ¿Con que te comprometerías sin dudar ni un instante?
- Buffff, menuda lista te haría: Con mi felicidad, con la paz interior, con la alegría de vivir, etc.
- ¿Y con qué no te comprometerías nunca?
- Ja ja ja. También tengo una lista muy larga: Con la patria, con hacer yoga el resto de mi vida, con un dogma o filosofía, con lo que querré hacer en el futuro, etc.
- Bien. Ahora exploremos la naturaleza de aquello con lo que sí te comprometerías y de aquello con lo que no. Por lo visto, sí te comprometerías con aquello que se siente (felicidad, paz interior, etc,) y no te comprometerías con los “objetos” (patria, dogma, futuro, etc)
- ¿El futuro es un “objeto”?
- Claro… ¿O puedes tú sentir tu futuro?
- Si pienso en él, sí.
- Eso no es sentir, tú mismo lo has dicho “pienso”.
- Entiendo. Quieres decir que puedo comprometerme sin problemas con lo que no es un objeto sino más bien un contenido.
- Eso parece, pero exploremos un poco mas: Si te comprometes con ir mañana a la playa, ¿por qué crees que eso te hará sentir bien? ¿Qué sucede?
- Que, como llueva, tendré un problema.
- En otras palabras, ¡¡¡pierdes tu libertad!!! Pero, ¿y si el compromiso fuera sentirse bien con playa o sin ella? ¿Perderías también esa libertad?
- ¡¡¡Ostras, Pedrín!!! Es verdad. Comprometerme con lo que se siente no me da miedo. Es el compromiso con un objeto lo que me pone esa camisa de fuerza que no me deja respirar.
- Pues ahí tienes tu compromiso: Dejo atrás el compromiso con las cajas (objetos) y acepto el compromiso con los contenidos (lo que se siente) Que es lo mismo que decir: Dejo atrás el tiempo (toda caja opera en el tiempo) y me comprometo con el ahora (siempre que uno siente es ahora)…Amigo mío, recuerda que el valor predominante en tu vida es la libertad.
- Juanito, te quiero mucho. No sabes cuán a menudo me rescatas de la oscuridad. ¿Cómo podemos formular una propuesta de trabajo con este tema?
CONSUELO Y SOLEDAD “COMPRAN MISO”
Consuelo y Soledad eran dos mujeres jóvenes y rebeldes. Cuando ya tenían fijada la fecha de sus bodas y apalabrado el viaje de novios al típico Caribe, ¡¡¡zas, se dieron el piro!!! ¡¡¡Qué tías!!!
Sus familias estaban muy preocupadas. Decían: “¿Y qué hacemos ahora con los vestidos de novia, con el viaje a Cantipicun, con el ático dúplex y sus 60 años de hipoteca? ¡¡¡Qué lío!!!
Soledad y Consuelo eran conscientes de la preocupación de sus familias y también de que a los que iban a ser sus maridos les debían estar saliendo telarañas en el altar. ¡¡¡Egoístas!!!
El papá de Soledad, el Sr. Justo Destino, escribió una dolorosa carta a su hija en la que decía: “Hija mía, a tu madre y a mí nos estás matando a disgustos. No entendemos esa actitud. ¡¡¡Sólo piensas en ti!!!
La mamá de Consuelo,la Sra. DoloresCrónicos, llamó por teléfono a su hija y le dijo: “Haz el favor de atender a tu compromiso, vuelve, cásate y paga tu hipoteca. ¡Haz las cosas como Dios manda!
Pero Soledad y Consuelo no querían el compromiso. Ni la boda, ni el viaje a Tipicun, ni el ático dúplex con su sexagenaria hipoteca ni nada de nada. ¡¡¡Que no queremos compromisos, caray!!!
Las familias de Soledad y Consuelo estaban tan dolidas, los que iban a ser sus maridos tan cabreados, y el banco de las hipotecas tan molesto…¡¡¡Y eso que con la hipoteca regalaban una olla!!!
El caso es que esas chicas se vieron obligadas a irse lejos de sus entornos, a construir una nueva vida en algún lugar nuevo, a recomenzar otra vez. ¡¡¡Cualquier cosa antes que el compromiso!!!
Y se fueron a vivir al Chapazonas, una selva lejana y remota, donde nadie las presionara a hacer lo que no querían; un lugar sin leyes ni formas, muy, muy lejos. ¡¡¡Bastante mas allá de Badalona!!!
Llegaron a un pequeño poblado llamado Nohhay Nippan y se alojaron en la única posada de aquella modesta aldea: la posada Nikamas Nikomes. ¡¡¡Lo que hay que hacer para ser libre!!!
Buscaron trabajo en la única tienda de la aldea, el bazar Komida Nohhay, y pidieron consejo sobre el compromiso al sabio de la comunidad, el Chamán Nomhe Komunchusco. ¡¡¡Que flaco era!!!
El Chamán les dijo: “El compromiso es lo único que da sentido a una vida”. Soledad y Consuelo lloraron a solas y desconsoladamente. Mientras lloraban y lloraban decían: “¡¡¡Ke hambre tenemos!!!”
El caso es que, como todo el mundo hablaba del compromiso, las chicas comenzaron a sentirse extrañas por rechazarlo. De hecho, se preguntaron: ¿Seremos malas?
Y buscaron cosas con las que comprometerse: El mono autóctono del Chapazonas llamado Nokomiayer; el partido político de la aldea, el KKY (Kierokomerya), etc. ¡¡¡Na de na!!!
También intentaron comprometerse con el cambio climático y la preservación del árbol Chapazónico Nifrutostengo y con el movimiento feminista Sikomiera Kebien. ¡¡¡Nada, no funciona!!!
Tras varios años de darse de bruces con el intento de comprometerse, dijeron: “Por lo visto lo del compromiso no va con nosotras, así que a partir de ahora ¡¡¡que se comprometa su padre!!!
Llegó una terrible hambruna al Chapazonas. Si había poca comida habitualmente, ahora sólo quedaban unos pocos sacos de sopa de miso deshidratada. Y hacerse con ellos era difícil. ¡Qué hambre!
Tanta hambre tenían Soledad y Consuelo, tan cansadas estaban de buscar algo de miso, que al final optaron por desplazarse a otras aldeas buscando el preciado miso. ¡¡¡Hay que comer!!!
Y Soledad y Consuelo viajaron por toda la Chapazonía, muertas de hambre, mientras decían a voz en grito: “Compro miso, compro miso, compro miso” ¡¡¡Y se comprometieron con comer!!!
- Amigo, cuando uno “baja a tierra”, es decir, cuando uno contacta con sus verdaderas necesidades, aparece de una manera natural el compromiso. Dicho de otra manera, comprometerse con algo que no sea una necesidad tuya sino “algo que crees que debieras” es la mejor manera de perderse.
- Gracias Juanito. Entonces podríamos decir que lo primero sería localizar aquellos valores que son absolutamente necesarios en mí para vivir. Y, por el solo hecho de sentir esos valores, aparecerá de un modo natural el compromiso. Uuuuuyyy, qué miedo.
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